Una galería de exposición de arte íntima de 200m2, que se desarrolla en el medio de un entorno natural. Se trata de una disposición circular y un diseño flexible, de fácil acceso y tránsito fluido, permitiendo generar un espacio óptimo para diferentes tipos de situaciones, característica propia de una galería.

Trabajar la integración armoniosa entre el espacio y la naturaleza fue tan importante como la preservación del espíritu del bosque y la fusión de formas, materiales y colores. En ese sentido, se seleccionó el hormigón negro como material principal; fresco, luminoso y oscuro al mismo tiempo, como el bosque. Se trata de un material noble que permite generar una atmósfera particular y un efecto inmersivo. Gracias a este recurso, el espacio se transforma en un "lienzo vacío", limpio y neutro, que acompaña a las obras de arte al mismo tiempo que les cede el protagonismo.

Por último, la mesa azul es el foco de atención y energía del interior del espacio, centralizando las actividades y generando un punto de encuentro para quienes la visitan.